


Miedo, déjame vivir
Y cuando el miedo tiñe lo más profundo de tu corazón solo el amor puede salvarte (#topico).
Alejarnos de los peligros, estar alerta, atentos, preparados para la acción.
Déjame recordarte que el miedo no mata. Es jodido, pero no mata. Es una emoción más. Y darte tiempo y espacio para reconocer que miedo te esta paralizando y hasta que punto marca la diferencia.
Puedes escribirme por Telegram
Igual te interesa saber más sobre que terapia es mejor para ti.
O quizás quieras saber razones para ir al psicólogo.
En otro artículo explico qué es el Análisis Transaccional, la Gestalt y el Focusing.

Llega el verano y con él la ansiedad
Pero no todo es fiesta y alegría.
No a todos nos sienta igual el parón y las vacaciones.
Durante el año llevamos un ritmo de trabajo que nos mantiene ocupados. Nos distrae y nos da las suficientes preocupaciones como para no mirar hacia dentro.
Y cuando paramos, a veces, surge la ansiedad.
¿Te ha pasado?
Puede que hasta lleves tiempo imaginando lo que harás en verano. Ese viaje, ir a la piscina, tomar algo fresquito…
Y llega el momento y no puedes. Te sientes fatal. No tienes ganas de salir y tienes unas sensaciones horripilantes que te bloquean.
Puede que surjan sentimientos de soledad. Todos están a tus cosas y no sabes con quien quedar.
Y comienzas a darle vueltas a la cabeza…
Y entras en un bucle en el que comienzas a dudar de ti, de si te gusta tu trabajo, de si te gusta tu vida…
STOP!
Déjame decirte que es normal. A veces no nos dedicamos el tiempo suficiente. No nos escuchamos y vivimos sumidos en la rutina. Y cuando esta rutina nos abandona nos vemos de frente con la realidad de nosotros mismos, de nuestro mundo interior. Y como hace tanto que no vaciábamos ese cajón ahora no hay quien lo gestione. Se nos viene todo encima y no hay por dónde cogerlo.
Respira.
Sostén esa sensación. Sí, lo sé. Es horrible, pero nada más. No te va a hacer daño.
Coge ese malestar y llévalo de paseo.
Y preguntale. Pregúntate.
Qué necesitas. Que necesito. Que quiero.
Puede que sea más importante esto que cumplir las expectativas sociales veraniegas.
Y disfruta.
A tu manera. Con esas pequeñas cosas que te pida el cuerpo.
Leer, pasear, coger el coche y perderte… lo que se te ocurra.
Y recuerda… No estas sol@.
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Igual te interesa saber más sobre que terapia es mejor para ti.
O quizás quieras saber razones para ir al psicólogo.
En otro artículo explico qué es el Análisis Transaccional, la Gestalt y el Focusing.

¿Qué es el Focusing?
Es una psicoterapia corporal humanista creada por Gendlin. Permite experimentar vivencialmente lo que sucede en nosotros, huyendo del bucle racional en el que muchas veces nos vemos inmersos. ¿Sabes cuándo te pones a buscar explicaciones, razones, salidas y no paras de darle vueltas y vueltas al coco sin encontrar salida ni solución? Para eso sirve el Focusing.
Consiste en centrarse en la vivencia emocional y corporal. Ese sentir general que te produce una situación o problema. Puede ser una bola en el estómago, o una presión en el pecho, una punzada en el corazón o que se me cierra la garganta. Si aprendemos un proceso que nos permita dar forma y lenguaje a esto que sentimos sin tratar de controlar ni enjuiciar eso que sentimos es más fácil que logremos entender que necesitamos para salir de este bache.
La técnica de Focusing se divide en 6 pasos o movimientos de un proceso continuo.
- Lo primero que necesitamos es silencio y escucha. Llevaremos la atención hacia dentro, hacia nuestro cuerpo, allá donde haya una sensación. Pueden ser los pies, las piernas, la pelvis, el abdomen, el pecho, la garganta, las sienes… o varias zonas a la vez. Simplemente observa lo que hay en tu cuerpo. Haz una lista mental de los problemas grandes y pequeños, las preocupaciones, los anhelos…
- El siguiente paso será formar la sensación sentida. De todo lo que estás viviendo escoge lo más importante para ti en este momento. ¿Cuál duele más? No contestes con palabras. Comienza a enfocar, pero sin adentrarte. Simplemente siente todo el problema, ahí donde normalmente sientes los problemas. Escucha y siente, escucha y siente. Puede que comience tu discurso de siempre. Simplemente para, con suavidad y tolerancia, y vuelve a escuchar y sentir.
- ¿Cuál es la cualidad de la sensación sentida? Es pesado, oscuro, es como si… Estas buscando el meollo de todo eso, lo especial. Sin forzar palabras. Al poner palabras al problema puede que empieces a notar que cambia, se mueve, se siente distinto. Y es que a medida que vamos dando forma al problema va transformándose y puedes relajarte.
- Ya tienes la palabra o imagen del anterior movimiento y simplemente vas a cotejar con la sensación. De la sensación a las palabras, de las palabras a la sensación…. ¿Encajan? ¿Resuenas con ello? Sentirás un respirar dentro, un alivio, un saber que eso es… A veces no pasa a la primera, y tienes que volver a escuchar y dejar que surjan nuevas palabras. O intentarlo mañana.
- Si has sentido ese clic, ese saber que eso es lo que estas gestionando, es el momento de sacar toda la información posible… ¿Que esto sea así? ¿Qué necesito de esto? ¿Para qué me sirve todo esto? ¿Dónde me lleva? ¿Dónde me mantiene? Y escuchamos y sentimos de nuevo…
- Venga lo que venga acepta lo que surja. Tu cuerpo está hablando y eso siempre es bueno, aunque las palabras vengan del dolor, aunque no querías enfrentarte a esto ahora… No necesitas hacer nada con ello, solo recibirlo. Ahora sabes dónde está la dificultad…
Cuando es la primera vez que oyes hablar del proceso se torna complicado, pero es algo que hacemos continuamente. Solo que no conscientemente. Simplemente vas a tomar el control (más bien vas a soltar el control y aprender a fluir), vas a dar-te tiempo, vas a escuchar-te.
A mí personalmente me ha servido mucho aprender a meditar, hacer yoga, escuchar mis tensiones… y luego poco a poco ir dando forma y estructura a lo que hay dentro, hasta llegar a ser algo tan habitual como hacer deporte o cuidar mi alimentación.
Y es que el proceso es algo parecido a una meditación aplicada.

¿Qué es la terapia Gestalt?
Vivir aquí y ahora.
Darme cuenta de mi mundo interior. Mis sensaciones, emociones, mi organismo en funcionamiento.
Darme cuenta del mundo exterior, siempre en función de lo que soy, de mi forma de percibir.
Darme cuenta del contacto entre yo y el exterior, del pasado y el futuro. Pensar, imaginar, planificar, recordar, anticipar…
Que me bloquea, que necesito, como puedo salir de este marrón.
Lo que más me gusta de este modelo es el Ciclo de la Experiencia.
El Ciclo de la Experiencia es la sucesión de fases por las que pasamos para satisfacer nuestras necesidades.
¿Cuáles son las fases?
Simplificando, son 7.
Todo comienza con una sensación, una necesidad…
El siguiente paso es ser consciente de ello. Darse cuenta.
Una vez hemos tomado consciencia de esa sensación y necesidad necesitamos energetizarnos, calcular la energía que tenemos y necesitamos para llegar a la acción.
La acción es la cuarta fase. Interactuamos. Nos movilizamos hacia lo que queremos, hacia nuestras metas a largo plazo o a rascarme la pierna.
Aquí llega el contacto, el encuentro con lo que calma nuestra sed, nuestra hambre o nuestra tristeza.
La siguiente fase, la sexta, es cuando nos sentimos satisfechos y realizados. Sentimos el placer, la serenidad, el encanto de haber solucionado un problema. Que gusto, oye.
Ahora me retiro, reposo, integro lo vivido y agradezco, preparado para la siguiente necesidad.
El problema es cuando nos callamos, posponemos, no tenemos permiso… y empiezan a quedar asuntos pendientes. Interrupciones en el ciclo. A veces la manera que tenemos de interrumpir este ciclo llega a formar parte de nuestra personalidad, de nuestra identidad.
Como esas personas que nunca nos quejamos, siempre sonreímos y tiramos hacia adelante con todo el peso sobre nuestras espaldas.
O lo contrario, esas personas que nunca nos hacemos cargo, siempre encontramos algún esbirro que nos soluciona los problemas.
O huimos…
O le damos vueltas a la cabeza una y otra vez.
O nos enfadamos con nosotros mismos.
O nos quedamos pensando en si hubiera hecho esto otro… o aquello de más allá.
Poco a poco iremos adentrándonos en este proceso, en los bloqueos, en cómo se manifiestan los mecanismos de defensa y hacia donde dirigimos la energía para no avanzar, y las consecuencias que esto tiene en nuestra personalidad y en nuestra sensación de bienestar.
Para terminar, dejo aquí el clásico Poema de Fritz Perls…
Yo soy yo y tú eres tu
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y
tu no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, será hermoso.
Sino, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tú eres tú y yo soy yo.
Falta de amor a mí mismo,
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falta de amor a ti,
cuando intento que seas como yo quiero.
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tu eres tú y yo soy yo.
Fritz Perls
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